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Dra. Romina Muñoz: “Siempre sentí que la ciencia y la ingeniería eran un camino para vincular problemas reales con soluciones concretas”

Desde muy pequeña, su curiosidad por entender el mundo estuvo ligada a la ciencia. Recuerda que pasaba horas observando el cielo, fascinada con los documentales de astronomía que despertaron en ella la inquietud por explorar lo desconocido. Esa inquietud se fue consolidando en la enseñanza media, donde las matemáticas y las ciencias fueron su gran fortaleza, llevándola a tomar la decisión de estudiar Ingeniería Física, una carrera poco convencional en ese entonces.

“Siempre sentí que la ciencia y la ingeniería eran un camino para vincular problemas reales con soluciones concretas. Estudiar Ingeniería Física me entregó una visión híbrida, tanto científica como tecnológica, que luego se transformó en el pilar de mi trayectoria académica y profesional”, comenta.

Uno de los hitos más importantes fue el inicio temprano de su labor docente, apenas culminó su licenciatura. Ese encuentro con las y los estudiantes la acercó al desafío de transmitir conocimiento de manera significativa. Fue, según sus palabras, el punto de partida que la impulsó hacia el doctorado, y más adelante, a integrarse a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma, donde encontró el espacio ideal para consolidar líneas de investigación con impacto social.

En este recorrido, la académica también ha debido enfrentar desafíos propios de las mujeres en STEM. “La academia es muy exigente: adjudicaciones, publicaciones, productividad. Y cuando además una decide priorizar una vida familiar, el camino se hace cuesta arriba. En mi caso, lo que me motivó a seguir adelante fue la convicción de que la ciencia necesita diversidad de miradas para avanzar. He aprendido que no hay un equilibrio perfecto, pero sí la posibilidad de avanzar a nuestro ritmo y abrir caminos para las futuras generaciones”, reflexiona.

Uno de los momentos más significativos de su carrera ocurrió cuando recibió el reconocimiento de la Fundación Mujeres Ingenieras. “Fue un honor inmenso, porque no solo representaba un hito personal, sino también un reconocimiento a la visibilidad de las mujeres en la ciencia y la ingeniería. Lo primero que pensé fue en mi familia y en mis colegas, porque este tipo de logros nunca son individuales, siempre son compartidos”, recuerda con emoción.

Romina subraya el impacto del programa Ingenierías2030, una iniciativa que ha marcado profundamente su carrera. “Nos ha permitido capacitarnos en distintas áreas: pedagógicas, de innovación y transferencia tecnológica. También nos abrió la posibilidad de crear redes de colaboración y de llevar nuestras investigaciones a un nivel de impacto mucho mayor, conectando la ciencia con la sociedad”, destaca.

Este impulso ha sido clave para fortalecer proyectos en sostenibilidad y ciencia ciudadana, donde las comunidades participan activamente en la solución de problemas como la gestión hídrica o el desarrollo de energías renovables. “Estoy convencida de que la alianza Ingenierías2030 marcará una diferencia real en la calidad de vida de las personas y en la construcción de un futuro más justo”, añade.

La académica también valora la experiencia de trabajar junto a estudiantes y colegas en este marco. “He aprendido que la ciencia crece enormemente cuando se conecta con realidades diversas. Los estudiantes aportan creatividad y energía; los colegas, visión estratégica; y las comunidades nos muestran la urgencia de los problemas concretos. Esa interacción me ha enseñado a escuchar más y a adaptar la investigación para que tenga utilidad tangible”, explica.

Hoy, además de continuar con su labor investigadora y académica, enfrenta el desafío de ser parte de los liderazgos que impulsan la Facultad de Ingeniería en la Universidad Autónoma. “Ha sido un proceso enriquecedor, que me ha permitido vincular la gestión curricular con la investigación aplicada. Y en ese sentido, proyectos como Ingenierías2030 son oportunidades enormes para hacer cosas transformadoras”, señala.

Al proyectar su legado, Romina tiene claro su deseo: “Me gustaría que se recuerde mi aporte como el de alguien que ayudó a tender puentes: entre ciencia y sociedad, entre investigación y docencia, y entre generaciones. Que mi trabajo inspire, especialmente a mujeres jóvenes, a creer que su lugar en la ciencia y la ingeniería no solo es posible, sino necesario”.

En cada paso de su camino queda claro que su motor ha sido la pasión por la ciencia, la convicción en la diversidad de miradas y la certeza de que el conocimiento cobra sentido cuando se comparte y transforma realidades.

 

 

Romina Muñoz es Doctora en Ciencias con mención en Física de la Universidad de Santiago de Chile. Actualmente, es académica de la Universidad Autónoma de Chile.